Sensación extraña e inevitable de sentirte incómodo ante situaciones que te dejan sin poder hablar. Queriendo decir tanto, pero a la vez ocultando. Queriendo mostrar nuestras heridas, pero sonriendo por fuera. Intentando asimilar el golpe sin que cale hondo en mi. ¿Pero para que hacerme el desentendido?¿Para que pelear por algo que ya no existe?. Tuviste mi amor, mi cariño o mi amistad y la perdiste. No la valoraste, no la supiste apreciar. Y sé que fui un idiota intentando entenderte, intentando encontrar razones a tus excusas pero ya no. Ya se termino, ya no quiero ser aquella que fui sonriéndote para poder ser feliz. Te juro que no volveré atrás, y se que me va a costar pero lo voy a lograr. Ya no vale la pena buscarte, o rogarte. Era solo una cosa, era solo un momento, era solo eso. Pero no fuiste capaz de poder dármelo de poder decidir. Decidiste y elegiste, pero eso a mi no me sirve. Por eso te deseo lo mejor, pero esto acabo. Todo lo que fue poco a poco se escapo. Y aunque a veces costo, era un camino que debía tomar.Dañar al corazón por alguien a quien en este momento no le importas, ¿De que sirve? Si no le das importancia, todo se vuelve cuesta abajo. Es así de simple diría un sabio.Pero no siempre uno tiene el poder, y el dominio de la situación. A veces como en todos lados, es cuestión de dos. Y ahí no hay nada que hacerle, si uno se corta las cosas se cortan. Es nadar contra la corriente, pedirle al sol que no caliente. Pero ¿Por qué?. Esa es la construcción subjetiva de la emotividad que se perdió. El porque. Generalmente creemos saberlo e intuimos por donde viene la mano. Pero para sorpresa, no es lo que esperábamos. No hay un motivo, ni una razón. Simplemente ya no es lo mismo de antes. Ya no tiene sostén en el otro corazón.