28 de abril de 2013

Cartas de amor .

Poco a poco nos hemos ido acomodando a las palabras que nos decíamos al principio. Poco a poco se hicieron verdad: No de repente, no estallando y provocando el incendio, sino poco a poco."Te quiero": Lo decíamos mucho, tal vez demasiado, cuando en realidad lo nuestro era un glotón paseo por el bosque. Todo era apetecible y nuevo, un vértigo, unas ganas locas de vaciarnos el corazón, como un bolsillo y dejar al desnudo todos nuestros secretos para poder compartirlos.
Estábamos desesperados por darnos.Creo que esta es la primera actitud del amor: dar.
Hasta entonces nos habíamos contentado con recibir, con sentirnos importantes, dueños de un universo que ni siquiera nos interesaba.
Tener, tener, tener mucho más. Todo era poco. Y de pronto, se produce el encuentro: un hombre y una mujer que se descubren, se dicen "te quiero", pierden la necesidad de adueñarse del mundo y solo anhelan realizar la maravillosa experiencia de darlo todo. Y ese encuentro se produce.... después de varios años de estar juntos, diciéndose te quiero, pero sintiendo menos.
Cerré los ojos y te rogué: "Pedime, exigime, haceme sufrir para saber que te quiero". Y seguramente habrás querido inventar cosas para pedirme, y habrás querido inventar cosas para darme.
Sí, todo era un relumbrón, un temblor, y unas terribles ganas de querernos. Pero recién ahora podemos asegurarlo. Ahora que arrancamos las flores y podamos las ramas, ahora que sin el adorno del follaje, ha quedado la raíz desnuda y verdadera, sabemos que todas las células son de amor.
Ahora no me preocupan tanto las rosas ni el lujo infantil de las palabras, aprendí a leer en tu simple lenguaje cotidiano las más hermosas frases de amor.
"No puedo vivir sin vos". Lo repetíamos teatrales y magníficos, impacientes y altivos, y mientras lo dijimos una vez y mil veces no fue entera verdad como lo es hoy, que ya no necesitamos decirlo para saberlo.
Hemos pasado juntos muchos días y muchas noches, pero más que en TIEMPO A LO LARGO, en TIEMPO A LO HONDO.
No puedo vivir sin vos, de veras; como tampoco vos podrías vivir sin mí.
Puedo hacer la lista de tus defectos sin desencantarme. Los fuí descubriendo de a poco y de a poco también aprendí a quererlos. Y aprendí lo más difícil: que no debo tratar de cambiarte. Te asombra?, todas las mujeres tenemos el afán de cambiar las cosas y los seres, hacerlos a nuestro antojo, equivocarnos a sabiendas, pero simulando que no lo sabemos...
Por suerte no me dejaste que te cambiara, y hoy, que entiendo que no debo hacerlo, me siento mas mujer y más tuya y mucho menos mía...
No sé como decirlo, cómo explicar que verdaderamente ya somos uno solo por haber sabido ser cada cual uno distinto.
Somos un territorio sin contornos, una tarde, una lluvia, un incendio, he acortado mis pasos para caminar a tu compás, firme y sin detenerme. Vos me has hecho feliz, y quiero que lo sepas.
Que soy feliz. Que cuando tu mano busca la mía, solo un segundo, para apretarla con ternura, para decirme "estoy aquí", yo entiendo que gritás que me querés. Que cuando callás, porque estás cansado, la fatiga de tu esfuerzo también es amor. Y que es tu amor esta seguridad en que vivo, esta casa templada en el invierno, esta ternura que me diste para mirar la vida y entender a la gente.
Y es amor tu respeto. Y es amor tu vergüenza.
Necesitamos de un largo aprendizaje y muchos miedos para llegar a esto.
No es fácil el amor, ni grandioso, ni ciego.
Es agudo, analítico, con un ojo avisor que llega hasta los últimos resquicios. Todo lo ve, todo lo cubre y nos lo muestra todo sin ninguna piedad.
Ya pasamos por todas las pruebas y estamos invictos, íntegros, embellecidos por lo que pudo habernos destruído.
Te quiero.
Al decírtelo lo pienso, lo siento, sé lo que significa.
Y te lo digo serenamente, sin rubores ni arrebatos, sin que mi sangre se enloquezca, sin temblar.
Porque una cosa tan enteramente cierta, tan enteramente mía y a la que todo mi ser está acostumbrado, no puede sacudirme, cuando la digo, como si fuera nueva, sin estrenar por mí.

Ya pasamos por todas las pruebas y estamos invíctos, íntegros, embellecidos por lo que pudo habernos destruído.
.