2 de noviembre de 2012

"Una mas del montón".



Ayer, por primera vez, supe verdaderamente que era ser, "una mas del montón".Entendí lo que era en realidad, o sea, seguramente no fue la primera vez que fui una más, pero si fue la primera vez que me di cuenta de eso en mi cara, enfrente mio. Me di cuenta de que siempre son las mismas conversaciones con todas las pibas, pregunta general; ¿No se aburren de siempre lo mismo? Siempre el "amor, mi amor, linda". Palabras INFALTABLES en su vocabulario diario. Lo que pasa es que ellos no se dan una puta idea de todo lo que se nos pasa por la cabeza por esas 5, o no se cuantas estúpidas letras,o hasta a veces capaz que si, que se dan cuenta, y les chupa un huevo, como todo. A veces hasta dicen, no, odio a los pibes que juegan con las minas, que juegan con sus sentimientos, y un chamuyo de 5 paginas de word sobre que es un chico maduro, que no hace cosas como meter cuernos, mentir, o cosas similares. Se te mete en la cabeza que él es totalmente perfecto, es el pibe que siempre quisiste, lastimarte? él? por favor, de todos los demás si, pero de el, como te vas a esperar eso?, por favor!
Bostezar, cada vez que veo que juegan con alguien. Se me hizo una costumbre!. Ya me cansé de llorar, porque siempre tenemos que reaccionar así? cuando juegan o nos lastiman. Ya me acostumbre a esta cotidianidad de mentiras, de juegos, de imperfección Digo imperfección no porque seamos imperfectos físicamente, sino porque lo somos mental y sentimentalmente. Rotación. Giro. Todo el tiempo. Estabilidad? Palabra inecsistente. Amor? Uh, de esa ni hablemos mejor. Búsqueda de la perfección física, para llegar a la completa imperfección sentimental; quiere decir, que siempre buscan las mejores físicamente, sin sentido alguno, sin relación con la perfección sentimental. Mientras más idiotas, mejor. Mientras más en bolas esté, mejor. Mientras más gato barato sea, mejor. Y así estamos, en un lugar, donde vivir es mejor sin sentir, sin ver, sin entender, sin vivir. No vemos, porque no sentimos, no vemos porque muchas veces nos conviene no ver, para seguir en nuestro mundo color de rosa. No vemos porque nos hace mal, porque nos damos cuenta de las cosas que pasan si abrimos los ojos. No entendemos porque tampoco queremos, porque nos conviene más no entender. Porque en realidad, ahora todo apunta a la conveniencia propia, no a la felicidad mutua.