9 de noviembre de 2012

Como una oleada refrescante.



Y si alguien me pregunta si alguna vez me he enamorado contestaré convencida: si, lo estuve, lo estuve tanto tantísimo que ese amor al final se convirtió en dolor traducido a noches debajo de las sabanas llorando por algo que era imposible, que si, en su momento no lo fue, pero ya era demasiado tarde, me auto convencí de que no lo era, soñé, vivir en mi vida llena de ilusiones y fantasías y sí, así soy yo de ilusa mientras quería a otra; pero esto ya se acabo, el verano acabó, ¿sabes? Malgaste un puto verano por tu culpa, un verano que podía haberlo disfrutado de miles de formas en el que tuve otras miles de oportunidades, pero entonces, cuando las tenías aparecías en mi cabeza y me alejaba de todo. Pero, ¿también sabes que ya no te quiero? El verano acabó, y parece que una oleada de aire frió me refrescó la mente, y me alegro la verdad, porque me ha echo recapacitar sobre lo que de verdad quiero dentro de lo que puedo, y la verdad es que no te quiero, para ser concretos, ya desde hace unas semanas no te quiero, y si, estoy orgullosa y feliz de no hacerlo.